El Ensanche de Cerdà (Beta)


Número 27: Pelayo (1863-1864)

CONTENIDO

Número 27: Pelayo (1863-1864)

Introducción

La inclinación del paseo de Gràcia, y la geometría del Ensanche

De dónde sale la anchura extra de las avenidas

La importancia de una inclinación mínima

Llevando al límite las consecuencias de la inclinación

La solución de Cerdà [18590607]

La calle número 27 pasa a denominarse calle de Pelayo [18631219]

Supresión de las calles 27 y 28 [18641028]

Referencias

A nuestra cronología

Planos

Introducción

Entre la calle de Balmes [26] y la de Pau Claris [30] debería haber tres calles: las número 27, 28 y 29. Y, sin embargo, cualquiera que tenga una mínima familiaridad con la ciudad de Barcelona sabe que sólo hay dos: la rambla de Catalunya [RC] y el paseo de Gracia [29]. ¿Qué ha sucedido?

Figura 1. Los tres rectángulos de color son idénticos, lo que pone de manifiesto que, si el Ensanche fuese completamente regular, entre Balmes [26] y Pau Claris [30] (rectángulo rojo) deberían haber tres calles y no dos, como en los rectángulos extremos. En su lugar, encontramos sólo la rambla de Catalunya [RC] y el paseo de Gràcia [29] [elaboración propia sobre una captura de PlanolBCN, 20220103].

Explicar este pequeño misterio nos obligará a repasar nuestros conocimientos de geometría del Ensanche, nos permitirá enterarnos del origen, poco conocido, de los nombres de las actuales calles de Pelayo y Fontanella, y nos llevará a tomar contacto con la fascinante historia de la riera d'en Malla y su relación con la rambla de Catalunya [RC].

La inclinación del paseo de Gràcia, y la geometría del Ensanche

Volvamos a nuestra pregunta: ¿qué ha sucedido, para que entre Balmes [26] y Pau Claris [30] haya sólo dos calles, en vez de tres? Veámoslo. El paseo de Gràcia [29] ya existía antes de la aprobación del plano de Cerdà, y se decidió respetar su trazado, que no seguía el de una calle vertical, sino que se inclinaba levemente a la derecha a medida que nos separábamos de Barcelona y nos acercábamos al municipio de Gràcia.

Para entender por qué esta inclinación podía terminar representando un problema, tendremos que repasar la geometría de las manzanas del Ensanche. Una manzana estándar mide 133 metros, y una calle estándar tiene una anchura de 20 metros. Si partimos las calles por su línea central y asignamos las mitades resultantes a las manzanas más próximas, esos 133 metros se dividirán como sigue: 10 metros de la media calle a la izquierda (5 para la calzada y 5 para la acera: peatones y vehículos debían tener los mismos derechos), 14 para el chaflán de la izquierda, 85 de fachada, 14 para el segundo chaflan, y 10 para la media calle situada a la derecha.

Figura 2. Dimensiones de una manzana: calles de 20 metros (5 de acera + 10 de calzada + 5 de acera), y manzanas de 113 metros, divididas en dos chaflanes de 14 metros y un centro de manzana de 113 - 3×14 = 85 metros. La anchura total de la manzana, incluyendo la de la calle, es, entonces, de 133 metros [CCCB, Ordenanza de Edificación de 1857, fragmento].

De dónde sale la anchura extra de las avenidas

Cuando una vía es más ancha de lo normal, ello se consigue a expensas de la anchura de las manzanas que la flanquean. Por ejemplo, la calle de Urgell [20] tiene una anchura de 30 metros, en vez de los 20 estándar. Los diez metros extras se dividen, cinco y cinco, entre las manzanas situadas entre Urgell [20] y Villarroel [21], cuya anchura es de 108 metros (esto es, los 113 metros de una manzana estándar menos los cinco metros extra de la parte derecha de la anchura de Urgell [20]), y las situadas entre Compte Borell [19] y Urgell [20], que tienen la misma anchura reducida de 108 metros. La única excepción a esta regla de las vías anchas la encontramos en la Gran Via [N]: las manzanas que la flanquean son de tamaño estándar, pero eso no tiene importancia aquí.

Figura 3. Las dos avenidas verticales, el paseo de Sant Joan y la calle de la Marina, exhiben a sus lados manzanas más estrechas, para compensar su anchura de 50 metros. En cambio, las manzanas no se ven afectadas por la avenida horizontal, la Gran Via [N] [captura de PlanolBCN a 20220105].

La importancia de una inclinación mínima

Ahora podemos volver al caso del paseo de Gràcia [29] y su inclinación. Ésta resulta ser muy leve (menor que dos grados, en la actualidad), pero se sostiene a lo largo de una extensión prolongada: entre la ronda de Sant Pere y la plaza del Cinc d'Oros, por ejemplo, hay 1300 metros. De este modo, y acudiendo, para hacer más comprensible y verificable nuestro argumento, a datos extraidos de la extensión actual de las calles, las anchuras de las manzanas situadas entre el paseo de Gràcia [29] y Pau Claris [30] varían entre los 118 metros que encontramos a la altura de Rosselló [H] y los 153 metros que encontramos cuando nos situamos a la altura de Caspe [O], una diferencia de 35 metros para una distancia aproximada de 1100 metros.

Figura 4. La calle de Caspe [O] entre el paseo de Gràcia [29] y Roger de Llúria [31]. El tramo entre Pau Claris [30] y Roger de Llúria [31] es estándar, con lo que la manzana mide 113 metros, a diferencia del tramo entre el paseo de Gràcia [29] y Pau Claris [30], que mide 153, cuarenta metros más, o el tramo correlativo situado a la altura de Rossellò [H], que mide 118, cinco metros más del estándar, pero 35 metros menos que la situada a la altura de Caspe [O] [elaboración propia a partir de una captura de PlanolBCN, 20220105; clic para ampliar].

A esto hay que añadir que el paseo de Gràcia [29] tiene sesenta metros de ancho, en vez de los veinte de las calles normales, de modo que, por la regla anterior, hay que repartir la diferencia entre las manzanas a la izquierda y a derecha. Por ejemplo, la manzana antes referida a la altura de Caspe [O] tendrá una anchura total de 153 metros (la manzana construida), más 30 metros (la mitad de la anchura del paseo de Gràcia [29]), más 10 metros (la mitad de la anchura de la calle de Pau Claris [30]), es decir, 193 metros, en vez de los 133 estándar, una diferencia de 60 metros.

Llevando al límite las consecuencias de la inclinación

Ya llegamos a poder plantear el problema con total claridad. Cerdà dibujó una calle número 27 paralela a Balmes y completamente regular, e intentó dibujar una calle 28 que también fuese regular. Así, las variaciones producidas por el paseo de Gràcia [29] deberían ser absorbidas por las manzanas construidas entre 28 y 29 (puesto que tanto la columna de manzanas 26-27 como la 27-28 eran, como hemos dicho, perfectamente regulares). Pero si trasladamos, por ejemplo, los cálculos que hemos hecho anteriormente para las manzanas a la altura de Caspe [O], encontramos que la manzana correspondiente entre 28 y 29 debería medir 113-60 = 53 metros, de los que hay que descontar 20 metros más por la anchura extra del paseo de Gràcia [29] (la mitad de 60-20=40 metros), con lo que nos quedamos con 33 metros, justo para los 28 metros de los dos chaflanes, y una fachada recta de... ¡sólo 5 metros!, lo que es claramente insuficiente.

La solución de Cerdà [18590607]

Figura 5. Las calles número 27 (Pelayo, marcada en color azul) y número 28 (Fontanella, marcada en color rojo) en el plano de Cerdà. Se aprecian las manzanas «especiales» entre 27 (Pelayo) y 29 (paseo de Gracia) situadas entre K (València) y N (Gran Via) [Basado en ICGC RM.267960; clic para ampliar].

¿Cómo solucionó Cerdà el problema en su plano de 1859? Interrumpiendo la calle número 28 a la altura de K (actualmente, València), de modo que 28 solo se extendiese entre G (Còrsega) y K (València), y proyectando manzanas dobles, y por tanto más anchas que las normales, entre 27 y 29, que ahora pasarían a ser calles contiguas entre K (València) y N (Gran Via). Esta anchura extra podría absorber los problemas generados por el paseo de Gràcia [29].

Así, la calle número 27 proyectada por Cerdà (después suprimida, como se verá) está situada a la derecha de Balmes [26], y se extiende desde la Gran Via [N] hasta París [F]; dejaremos para su propia ficha el estudio de la calle número 28.

La calle número 27 pasa a denominarse calle de Pelayo [18631219]

El 19 de diciembre de 1863 se produce la primera asignación de nombres a calles del Ensanche por el Ayuntamiento de Barcelona. Entre ellos, se asigna nombre a la calle 27: Pelayo.

Figura 6. Fragmento del acta del Ayuntamiento de Barcelona del 19 de diciembre de 1863 donde se asigna el nombre «Pelayo» a la calle número 27 [Ajuntament de Barcelona. Llibre d'actes del consell plenari 1863. Anual, AHCB A134 45-1863, f. 365, inserto, p. 968; sigue la transcripción].
La de nº 27 de Pelayo. Restaurador de la Monarquía Española.

«¿Pelayo?» se preguntará el lector. Sí, Pelayo. El nombre, como veremos, no le duró casi nada a la calle número 27, y muy rápidamente fue a parar al lugar por el que ahora se le conoce.

Supresión de las calles 27 y 28 [18641028]

El 28 de octubre de 1864, poco más de diez meses después de haber dado nombre a las calles número 27 y 28, el ayuntamiento decide suprimirlas. En lugar de esas dos calles, aparecerá una sola, una avenida, sin número asociado, de 30 metros de ancho y trazado también irregular, la rambla de Isabel 2ª [RC], actualmente conocida como rambla de Catalunya [RC].

La nueva rambla era «la continuación de la Rambla» previamente existente o, para ser más fieles a la geografía y a la meteorología, la Rambla que atravesaba la ciudad vieja era la continuación de la rambla ya existente, la riera d'en Malla, que enlazaba con esta. Rambla: «Suelo por donde las aguas pluviales corren cuando son muy copiosas» [RAE]. La referencia cobra especial importancia si consideramos el momento en el que está fechada y su proximidad al 15 de septiembre de 1862, fecha de la inundación más importante de la historia de Barcelona, en la que perecieron cerca de mil personas.

Para saber más sobre la riera d'en Malla y la rambla de Catalunya [RC] remitimos al lector a la ficha correspondiente a esa avenida. Aquí nos limitaremos a reproducir el acta que decreta la supresión de Pelayo y Fontanella.

[C]omo con la continuacion de la Rambla [RC] han debido unirse dos lineas de manzana formando una sola calle de lo que antes eran dos, se han suprimido los nombres de Pelayo (calle nº 27) y Fontanella (nº 28) los cuales podrian aplicarse a las vias que resultan abiertas entre la calle de Ronda y las derruidas murallas que no fueron rotuladas.

Ajuntament de Barcelona. Llibre d'Actes del Consell Plenari 1864. Anual [AHCB A134 46-1864, acta del 28 de octubre de 1864, f. 311, inserto: dictamen de la sección cuarta (pp. 812ss); los añadidos entre corchetes son nuestros].

Los dos nombres se reciclaron, para pasar a denominar las calles que actualmente los llevan. Su substituta, como hemos dicho, se llamó al principio rambla de Isabel 2ª [RC].

Existiendo como se deja espuesto algunas calles sin nombre desde la de Ronda á las derruidas murallas, como igualmente todas aquellas del Distrito cuarto que están situadas á la parte izquierda de la Ciudad, las cuales, no pueden llevar los que están aprobados á causa de quedar cortadas dichas partes á la parte de poniente y no vienen algunas en linea recta, se podría aplicar a dos de ellas el que tenian á consecuencia de la prolongacion de la Rambla [RC] la cual puede denominarse asi añadiendo el sustantivo de Isabel 2ª [RC]. En recuerdo de haber existido la Puerta de ese nombre, titulandose las restantes del modo siguiente.

La que principia en la esquina de Talleres y de la de Ronda y continua hasta la de la Rambla de Canaletas, se dará el nombre de Pelayo, por ser la designada por V. E. á la calle nº 27 suprimida.

La que parte de la Rambla y sigue hasta la esquina de la Puerta de Junqueras, se denominará calle de Fontanella. por la misma razon que la anterior.

Ibid.


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