Freud aseguró que educar es una de las tareas imposibles para el ser humano. Se refería con ello a que siempre existe una distancia entre lo que los padres esperan y la realidad que cada niño o niña, según su singular desarrollo, presenta como obstáculo para esos anhelos parentales. En tiempos como los actuales, cuando se buscan soluciones rápidas (instantáneas) para cualquier problema, los padres esperan que la fórmula para una buena educación de sus hijos venga dada desde afuera. En esa búsqueda, las soluciones halladas pueden ser numerosas y en ocasiones incluso contradictorias, lo que aumenta todavía más la desorientación de los padres.

Según la etapa del desarrollo en que se encuentren los hijos se puede presentar un tipo diferente de dificultad. Podemos mencionar, por ejemplo, la falta de respeto por los límites, el aumento de casos de «niños tiranos», el abuso de las drogas, la violencia, la dependencia de internet, el aislamiento, la anorexia, la bulimia, las autolesiones... Todas ellas remiten a problemáticas de difícil manejo para los padres y que generan un sufrimiento elevado en la convivencia familiar.

Una terapia psicoanalítica hace posible que los padres analicen cómo se posicionan en la relación con el niño o la niña, el o la joven. Hablar acerca de sus expectativas, anhelos, miedos, angustias y otros aspectos psicoafectivos contribuirá al fortalecimiento del vínculo con los hijos y promoverá una parentalidad confiada en el propio criterio.