Taquicardia, sudoración, opresión o dolor en el pecho, sensación de irrealidad o de pérdida de control, temblores, disnea, náuseas, mareos, acaloramientos, escalofríos, hormigueo en las extremidades... Estos y otros síntomas caracterizan el ataque de pánico, un episodio repentino o que se presenta de forma súbita, tan extendido en nuestra sociedad desde hace algunos años.
Quien padece un ataque de pánico necesita comprender qué le acontece, porque no comprender le confunde y le asusta. Por ello es importante dotar de un sentido a esa situación. Una terapia psicoanalítica puede aportar dicho sentido y contribuir así a la desaparición de los síntomas.