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Reseña

Vínculos que enferman efectúa un recorrido por lo considerado «sano», «normal», «obvio», «natural», que difícilmente dejará impasible al lector. Su capacidad para producir reacciones, sin lugar a dudas, responde a que entra, inevitablemente, en la tripa, en el alma, en el corazón, en el cuerpo, en lo íntimo, en lo grabado a fuego, en lo francamente incuestionable en cada uno de nosotros.

¿Estoy dedicando mi vida a vínculos que en el fondo me enferman? No me dirás que no te has hecho esta pregunta. Y, quizás sea esta una de las mayores riquezas del texto: pregunta, interpela; te dice, ¿qué estás haciendo con tu potencia, con tu práctica vital?

(Del Epílogo)

Este es un libro violento, irónico y punzante, que nos recuerda, una vez más, que lo personal sí es político y que los mandatos sociales, religiosos, estatales y económicos no tan sólo nos estructuran a nivel social e individual, sino que nos interpelan en lo más profundo e inconsciente, y que es quizás en la carencia o en la incerteza de nuestros vínculos donde podemos resignificar nuestras relaciones con otros y con nosotros mismos.

¿Hay respuestas? Sí, las hay. Y por esto mismo este libro me ha parecido esencial. Si no tienes una concepción religiosa, farmacológica o utilitarista de los vínculos, o no crees en unicornios, puedes asumir el riesgo, y voltear tu rostro.

(Del Prólogo)