Juan Carlos De Brasi: […] Veíamos en este tránsito por las sombras, cómo la ética psicoanalítica del deseo permite jugar con las distintas éticas desde que la disciplina fuera formulada por Aristóteles. Consideramos que el problema de la felicidad plantea medios y fines. Y que, de alguna manera, está rondando siempre la sombra del deseo, pues ninguno de estos fines se alcanza, por dos razones. Una, porque si se alcanzasen, se volverían medios; otra, porque, realmente, tienen que funcionar como aliento, en el sentido de que ese supremo bien, ese tó agatón, esa eudemonía, no se puede lograr nunca.
La eudemonía pone en juego la vieja ética de medios y fines, y esto, realmente, empieza a resquebrajarse con la ética de Spinoza, que es básicamente una ética del deseo ligada al cuerpo. El cuerpo, en Spinoza, es un régimen de afecciones, muy preciso, nada tiene que ver con el cuerpo gimnástico. En el cuerpo Spinozista, el otro juega para formar mi propio cuerpo, lo que se compone con mi cuerpo es lo bueno, y lo que se descompone es lo malo. Bien y Mal ya no funcionan en esta ética, pues son sólo valores trascendentes que van a dar en una Moral que, a menudo, es poco “ética”.
Por otro lado, se pone en movimiento aquella sombra del deseo, porque, como decía Emilio González, de ética del deseo se puede hablar propiamente a partir del psicoanálisis. Sabemos que Spinoza tiene una noción real de deseo, como conatus, por el cual cada ser persevera en su ser. Podemos constatar, también, que esto se continúa en Hegel, quien tiene una idea de deseo como deseo del otro. Pero, obviamente, ambas orientaciones carecen de la idea de psiquismo –inconsciente– que postula el psicoanálisis. Por eso decimos, parafraseando al Freud de Duelo y melancolía, que la sombra del deseo cae sobre estos discursos filosóficos de la ética. […]
[Fragmento de las Jornadas, p. 41]
16 de noviembre de 2022:
Vínculos que enferman
María del Mar Martín y Andrea Segura presentan el libro de Josep Maria Blasco.
En el Espacio Psicoanalítico de Barcelona.