Aunque aparecen con mayor predominio durante la adolescencia o en adultos jóvenes, los trastornos alimentarios también pueden emerger en la infancia o épocas tardías de la vida, y afectan tanto a hombres como a mujeres. Pese a esto, la mujer es diagnosticada con mayor frecuencia de cuadros de anorexia o bulimia, mientras que en el hombre se presentan de manera más habitual problemas relacionados con atracones. Otras afecciones, como por ejemplo una excesiva y constante preocupación por la alimentación considerada saludable (ortorexia), también entran en el marco de estos trastornos.

Las causas por las que se produce un desarreglo alimentario remiten a una combinación de diversos factores. Éstos pueden ser genéticos, biológicos, psicológicos o socioculturales, y por lo general se alían con cuadros como la ansiedad, el pánico, las obsesiones y los problemas por el abuso de alcohol y otras drogas.

La terapia psicoanalítica permite situar estas afecciones en un cruce entre la psicología individual, las relaciones familiares, el cuerpo propio y el influjo ambiental, dado que de esta compleja trama habrá surgido el malestar que conduce a la persona a su repetida compulsión a comer, vomitar o controlar lo que ingiere. Dicha trama, si es escuchada y tratada adecuadamente, puede permitir a quien consulta encontrar una salida a su sufrimiento.